Un día, en que mis sentimientos andaban revueltos, me bañé en el caudaloso río de las letras. Sus corrientes me arrastraron, entre el dolor y el sentimiento. Y pude salir a flote con mis primeros poemas. No se de dónde salieron, yo nunca había escrito nada antes, ni siquiera me interesaba en exceso la poesía. Quizás fue Neruda y sus versos con música, no lo sé, pero cuando conté, me di cuenta de que había escrito 100 poemas y decidí crear mi primer poemario.

Después de mi primera aventura literaria, no podía ni siquiera dormir, porque un poeta se había instalado en mi interior. Cuando me metía en la cama, se introducía en mi cabeza, martilleándome para que escribiera sus letras y aún sigue ahí. No sé cómo llegué a amar la poesía y a día de hoy no entiendo a la gente que dice no gustarle.

La poesía es un sentimiento de dolor, amor o rabia, que está en cada canción que escuchamos, son sentimientos vividos, mariposas en el estomago, son la vida misma. No todo el mundo tiene facilidad para escribirlos. ¿Qué es un poeta sino una persona rota que recrea pequeños relatos que sanan el alma?

A día de hoy, he publicado cinco poemarios, más de 600 poemas y he de decir que ya no puedo dejar de escribir. La poesía nace; nace del interior, de la fragilidad, del dolor, de la rabia, por eso siempre digo que los poetas estamos rotos.