Julia María del Solar Bardelli, más conocida como Julia Ferrer, es una de las voces peruanas menos conocidas y, sin embargo, una de las más potentes.

Nacida en Lima, un 25 de Febrero de 1925, en el seno de una familia acomodada, mostró desde bien joven un carácter rebelde, contestatario e independiente. Esta manera de ser se ve reflejada en muchos de sus poemas, que poseen la misma fuerza que ella poesía. No en vano, el escritor peruano Sandro Chiri afirmó, refiriéndose a Julia: «Ella era como sus poemas: carne y fuego.» Y de hecho, es una frase que define muy bien a la mujer y a su poesía.

Durante su etapa de estudiante, empezó a interesarse por la poesía, leyendo a diversos autores como Virginia Wolf, Baudelaire (cuya influencia se siente en los poemas de Julia) o Omar Khayyam, uno de los autores que más la marcó. Este interés por la literatura la llevó a frecuentar tertulias que se daban en algunos selectos cafés de Lima; tertulias que versaban alrededor de la literatura y el arte en general. Julia, de hecho, era amante del arte en casi todas sus vertientes. Así, realizó estudios en la Escuela Nacional de Arte Dramático (ejerciendo posteriormente también de profesora de teatro), y cursos de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Conocedora de varios idiomas (francés, italiano, portugués e incluso un poco de alemán), realizó diversas traducciones y acabó trabajando, en los últimos años de su vida, en la Biblioteca Nacional de Lima, donde llevó a cabo, como mujer inquieta que era, diversas actividades culturales.

Mujer de fuerte carácter y ansias de saber, vivió durante unos años en Sâo Paulo con uno de sus maridos y, posteriormente, cuando ese matrimonio se acabó, inició una relación con el actor Octavio Ramírez, con el que realizó diversos viajes por el mundo, visitando lugares como México, España, Italia o Francia.

Se dice, pero, que su amor más intenso fue con el pintor Carlos Ostolaza, con quien mantuvo una relación de veinticinco años, hasta que Julia falleció el 16 de Febrero de 1995.

Su obra poética rompe con los cánones tradicionales; Julia, como bien nos marca su carácter libre y autosuficiente, seguía sus propias normas y sus propias modas. Así, nos encontramos con una poesía personal, transgresora, adelantada y única. Rompió los moldes tradicionales para dejarse llevar enteramente por su inspiriación.

De ahí surge una poesía distinta, una poesía que sorprendía por su forma y, en cierto modo, su crudeza. La poesía de Julia, de hecho, muestra su manera de ser, su independencia y su rebeldía. Navega entre lo real y lo onírico, entre el amor y el deseo. Son un reflejo de su personalidad fuerte, su libertad y su autosuficiencia.

En vida publicó dos libros de poesía: Imágenes porque sí (1958) y La olvidada lección de las cosas olvidadas (1966), aparte de poemas aparecidos en diversas publicaciones y revistas. En el año 2004 se empezó a recuperar su voz poética a raíz de la publicación de Gesto, una antología que recoge sus poemas y ha ayudado a reconocer a la Julia poeta y a darle el renombre que probablemente merecía.

POEMA

y yo

que todo lo hago realidad

me enredo mucho

con el vaho de los nombres

y es

que la vida a bocanadas va

pero en el fondo

mi corazón

sufre

y pisa almendras

y no sólo eso

sino también

de aquel remoto esclavo

que se escapó del cielo

tomó la viad

como quien va a su casa

me dejó esta piel suave

y se ocultó detrás de la cortina

mientras su sangre goteaba en

el teclado

el fugitivo aquel

mal fugitivo

osó mirarme a la casa

¡y todavía tenemos para rato!

III

qué infinitamente caminos somos

qué quietamente viajeros

inacabables

qué incrédulamente dioses somos

qué despreocupadamente muñecos

convencionales

qué automáticamente hombres somos

qué tranquilamente gusanos

inapelables

ocurre (a veces)

que todo lo que sucede a tu alrededor

te dice cosas

¡oh increíble distancia (petulante)

prodigiosa dimensión

de pie a estrella

de banco a estatua

de ojo a estrella

de amante a amante

de aro a niño

(de forma a color)

(de color a forma)

de tres a cinco

y

además

eres un dios

con un gesto

puedes cambiar la posición del mundo

X

soy un nido constante

no soy el pájaro

ni la pájara

ni los pichones

soy un nido inagotable

me quitan algo

un juguete

un amor

yo cojo otro

igual

igual que al niño incorregible

me lo vuelven a quitar

y hasta me pegan

me gritan

pero yo no entiendo

y si me quietan un juguete

yo cojo otro

no importa

que apunte primavera

o invierno

soy carne vertiginosa

de nuevos gestos me pueblo

miro vertical

miro al techo

entonces

¿qué es esto?

entonces

¿es que tengo que amar

cada vez más

más

más fuerte?

amor tiene mil rostros pero es uno solo

ser fiel

es aguardar

¿por qué?

ser fiel

¿no será más bien

amar incesante

nuevamente

amar cada vez

más

más

más?

son mis glándulas sabias

pero es aún más sabia mi alma

y su olfato divino

¿soy yo la que debe amar

o dejar a mis visceras y a mi alma

que amen por mí?

sería tan fácil huir

no mirar otros ojos

ser tuya simplemente

pero te repito

si me quitan un amor

yo

cojo otro

IXX

en la casa en el viento

toqué la puerta

toqué feroz la puerta

llamaba a voces

llamaba

toco la puerta siglos

en la casa del viento

no existe puerta

siempre la toco

toqué por siglos

manijita de bronce

puerta olvidada

siempre toco la puerta

y está cerrada

quiero pasar

de veras

ábranme

digo llorando

pero no existe puerta

no estás tocando

en la casa del viento

toqué la puerta

y estoy llamando

el tiempo ya sale a abrirla

toqué

toco lo puerta

hace siglos que la toco

(en la casa del viento

no tienden la ropa

no crecen los niños

no nunca lloran)

siento al tiempo que duerme

en la casa del viento

puerta no existe y toco

voces me llaman y entro

pero no existe puerta

no existen voces

pero no se abre

y entro

nunca se abrió la puerta

en la casa del viento

(nunca tendieron ropa

nunca bebieron vino

nunca a la guerra fueron

en la casa del viento)

hace siglos que toco

no abren la puerta

y entro