Mónica Hernández (Guadalajara, México, 1994) es Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara. Ha publicado sus textos en algunos fanzines y revistas como Pliego 16, de la Fundación para las Letras Mexicanas, Metrópolis y La Cigarra. Le gusta caminar sin rumbo y tomar fotos de naranjas en la calle para postearlas en @poemasnaranjas. Siempre lo necesariamente perdida.

Hematoma es un poemario que contiene 19 poemas, cuyas voces provienen del universo cotidiano y particular de Mónica Hernández, así como de las voces de sus autores favoritos: el historiador de arte y ensayista francés Georges Didi-Huberman, el poeta, dramaturgo y crítico literario británico-estadounidense T.S.Eliot, que representó una de las cumbres de la poesía en lengua inglesa del siglo XX y el cuentista y poeta estadounidense Raymond Carver, considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Incluye una foto y diversas tipologías textuales como en El mundo.r.e.l.u.c.i.e.n.t.e, resiste. Así como mezcla el inglés y castellano en diversos momentos.

Este poemario es un ejemplo más de la novísima poesía lationamericana que llega a nuestro país de la mano de Ediciones Liliputienses en su colección Proscrita.

Scrolling (V2)

La pantalla parpadea

con miles de ventanas

abiertas y sólidas.

Expectantes de algún suicida
que desee
pararse,

jabonosamente sudoroso,

en el borde, y caiga

dentro.

No quiero estar ahí si te matas.
Sigo scrolleando.

Veo plantas en los balcones,

suculentas que ahora
son enredaderas en mi panza.

Ahora no son intestinos,
son suculentas que ahora son
enredaderas.

Se enrollan en mí porque la
semilla germinada de sandía
a los 12 años,

cuando supe que mi abuelita iba a morir.


Las plantas
ya no caben porque
mi piel las riega
todos los días.

Ya no las riegues,
crecieron
y me salen por el ombligo.

Conectan las
ventanas con sus ramas,
sin ninguna lógica

como sillas plegables.

Las desdoblo poco a poco,
son servilleta bordada,

y por sus vidrios veo
casas, piscinas y paisajes montañosos.

La gente que ahí vive quiere entrar.

Es una pantalla, tontos. Ni siquiera existen. 

Prueben por la puerta.

No quiero estar ahí.

Sigo scrolleando.

Hay películas reproduciéndose
en las ventanas.

Aumentan exponencialmente

y ya no me hacen llorar.
Hitchcock no es el mismo,

dice el profe de Rawson.

Arrojó una semilla y mi cerebro es
tierra fértil.

Sigo scrolleando.

Entre advertencias de virus,

tocan la puerta.

No sé quién es, pero 

podo poquito la enredadera para estar presentable.

Apago la pantalla,

y las ventanas líquidas
se diluyen.

No pensé que encontrarían la puerta, les digo.

Las películas están arruinando mi vida, les digo.

And then we drawn.