Kuei-Hai Tseng (1946) es médico y poeta, armado con el corazón de un poeta y la agudeza del entrenamiento médico, dirigió su atención hacia la gente, las cosas y el medioambiente desde los años 1980. Sus poemas se desarrollan junto con los aspectos de la vida que se desenvuelven a lo largo de la trayectoria de su vida. Sus poemas tienen el poder de discernir las tendencias desde los ínfimos detalles. Documentan el paisaje humano, el sufrimiento de la tierra, la rasgadura y cicatriz entre etnias, y la imaginación y tristeza de la nación a través de los ojos de un intelectual. Su poesía documental es una breve historia espiritual de los intelectuales taiwaneses de los últimos cuarenta años.  

         

Un paciente

El paciente vino a verme para su cita

le acaban de diagnosticar cáncer de pulmón

docente nacido en Shandong

alto y delgado con el rostro reservado

con aire cansado y enfermo

durante treinta años, ha escrito infinitas palabras con tiza en la pizarra.

Con cierta cautela le pregunté:

¿Dónde vive?

¿Su esposa? ¿Amigos?

Sólo movió la cabeza sin decir nada

coco a poco su cabeza se fue inclinando

una lágrima de repente se derramó

cundiendo

en el mapa de Taiwán.

—De la obra, El Festival de las Ballenas, Mayo de 1983.

Cometas

¡Acompáñenme a la Plaza de la Memoria a volar cometas! ¡Hijos míos!

A volar alto

más y más alto

como si volara este corazón mío

Dejen atrás esta ciudad

elévense más alto con fuerza

más alto hasta tener la vista despejada a lo lejos

la tierra

de mi infancia ante sus ojos.

—De la obra, El Festival de las Ballenas, Mayo de 1983.

Lentes

Como siempre, me quité los lentes

antes de dormir

eran vívidas las escenas que se desplegaban en mi sueño

me desperté afligido y arrepentido

porque algunos sueños eran a menudo demasiado bellos

¡otros, demasiado aterradores!

He llevado lentes desde que tenía veinte años, soy miope

siempre creía que el mundo existía

en la manera en que mis lentes me lo revelaba a la vista.

Día tras otro, limpio con esmero esos orbes de cristal

con ganas de ver el brillo de una nueva esperanza

no obstante, cada tantos años, la edad cambia la refracción ocular

hace falta un nuevo par de lentes que me brinde una visión clara de mi realidad.

Tantos esfuerzos y apuros padecidos

aún no soy capaz de alcanzar

la visión estándar determinada por el mundo.

—De la obra, Poemas de Kaoshiung, Febrero de 1986

Traducción por Dr. Khédija Gadhoum

Selección poética por Mariela Cordero


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