Isabel García Díaz (Barcelona-1958). Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Se dedica a la docencia y a la escritura. Ha escrito microrrelatos, de los que ya hemos hablado en la Revista y cuentos (Revista Nagari, 142 Revista Cultural y Almiar). También ha realizado varios trabajos monográficos (UB/AEN) y ha impartido conferencias sobre literatura y cine. La última de ellas titulada “La lengua de las mariposas: del libro al cine” (ICAIC y Embajada de España en Cuba). Hoy vamos a hablar de su reciente obra, Cuadernos de soledades, publicada por Huerga & Fierro.

Cuadernos de soledades es una obra que consta de tres cuadernos: el 63, el 64 y el 65. El primero de ellos empieza con la declaración de la pandemia el 12 de marzo de 2020 y va hasta el 29 de julio del mismo año. El segundo se inicia el 3 de agosto de 2020 hasta el 7 de abril de 2021. Para finalizar, el tercer cuaderno va desde el 17 de abril de 2021 hasta el 5 de diciembre del mismo año.

El cuaderno 63, el primero, empieza fuerte, el día en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia por el Covid-19. Con un ritmo trepidante nos encoge el corazón, a pesar de que ya sabemos lo que ocurrió, a las primeras de cambio: angustia, escasez, muertes, aislamiento, reclusión. A ese pánico inicial le añade un comentario de sentido común que muchos pensamos en su momento:

Me produce desolación que algunos partidos políticos aprovechen la ocasión para echar más leña al fuego. Creo que la unión de todos sería más beneficiosa en estos momentos tan críticos. Sin embargo, hay quien todo se lo plantea como una eterna campaña electoral para alcanzar el poder.

Isabel García consigue, con su fluida prosa, desentrañar lo que será el corazón de su novela: la protagonista no consigue leer los sesenta y dos cuadernos con sus diarios personales guardados en tres cajas porque volver al pasado le produce una profunda angustia y, por ese motivo, se resigna a continuar escribiendo su día a día sobre la soledad, los afectos desaparecidos, la muerte de seres queridos, la docencia, el desengaño, la vejez y la permanente incertidumbre en tiempos de una pandemia que parece no tener fin.

Diarios que muestran soledad y son un desahogo para Elisa, la protagonista y narradora, que desnuda sus sentimientos más íntimos ante el lector, su cómplice. Solo descansa por la noche.

Me voy a dormir. Es un alivio desaparecer durante unas horas y olvidarse de uno mismo.

Tres ideas se van repitiendo a lo largo de este cuaderno 63: miedo, soledad y muerte. Muerte de su prima, sus abuelos, sus padres, las innumerables víctimas del Covid-19, …

El cuaderno 64 empieza pensando en la vejez, sin que le abandone el sentimiento de soledad, de orfandad. No deja de ser una ironía, por el tono del libro hasta el momento, que el primer libro que se compre en esta etapa sea Alegría de Manuel Vilas. Aunque unas pocas páginas después se puede leer:

Manuel Vilas dice en su libro Alegría que uno triunfa en la vida, cuando alguien le espera. Está claro que yo no he triunfado.

Hay que reconocer que este segundo cuaderno retrata con una prosa llena de registros emocionales la agonía del profesorado de secundaria en los centros públicos durante la pandemia. Un personal que tenía no solo el virus en su contra, sino también la política errática del Departamento de Educación, algunas actitudes de padres y madres, …

En este segundo cuaderno, la narradora sigue buscando ese amor verdadero que la vida, hasta el momento, parece negarse a ofrecerle. De todas formas, hay ciertos destellos de optimismo que nos acompañan hasta el cuaderno 65.

En el tercer cuaderno, la protagonista de los diarios va al psiquiatra. La soledad, la congoja y la depresión la atenazan. Cada entrada del diario retrata las semanas que ha pasado de baja hasta que consigue el alta con el nuevo año.

Cuadernos de soledades es una obra de prosa envolvente, abundante en matices emocionales, impregnada de una narrativa y dinámica. No puedes dejar de leerla sin parar. Una cautivadora novela que no solo se centra en la búsqueda incansable del amor auténtico y leal, sino también en la dura vida de una profesora de secundaria en soledad durante la pandemia. La escritura, estilo y trama de la obra mantienen un ritmo constante y acelerado que hace que no puedas dejar de leer hasta llegar al final.

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