“Llevabas
en los pies arena blanca
de una playa desconocida.
Por eso
cuando a mí llegaste
no sentí tus pisadas.(…)
Llevabas
en las manos abiertas
espuma blanca de aquel mar” (…)
Hablar de Josefina de la Torre, es hablar de una artista polifacética en todos los sentidos. Aunque es conocida sobre todo por su obra poética, cultivó distintas artes. Además de ser una de las pocas escritoras vinculadas a la Generación del 27, también fue cantante lírica y actriz de cine, teatro y televisión.
Nació en Las Palmas de Gran Canaria, en 1907 y formó parte de una familia amante del arte y la cultura; entre ellos había poetas, pintores o músicos. Desde niña comenzó a escribir poemas y aprendió a tocar algunos instrumentos como el piano, el violín y la guitarra. También aprendió a cantar y a actuar en un pequeño teatrillo que había construido su abuelo en la casa familiar de Las Canteras. Allí organizaba junto a su hermano Claudio, algunas obras de teatro en las que participaban todos los miembros de la familia.
Cuando su hermano Claudio recibe el premio Nacional de Literatura en 1923, Josefina lo acompañó a Madrid para terminar sus estudios como cantante y actriz. Y allí se instaló para desarrollar su carrera literaria y artística. Entre 1926 y 1935 conoció a los escritores de la Generación del 27. Con ellos, publicaba sus poemas en revistas literarias tan prestigiosas como España, Alfar, Verso y prosa, La gaceta literaria o Azor y acudía a tertulias para charlar y discutir sobre poesía. Rafael Alberti y Federico García Lorca fueron referentes y modelos indiscutibles para ella.
“Del cielo cae una lluvia
redonda de puñaladas.
Cien heridas en el lomo
de la tierra verde y blanda.”
Y precisamente fue en 1927 cuando publicó su primer libro, Versos y Estampas que fue prologado por Pedro Salinas, el cual dijo de ella:
“Era un águila. El águila misma de la inspiración cazada viva por primera vez en el continente poético, llevada cautiva, ejemplar único y sin precio camino de Europa. Y que ahora estaba sola, perdida en la noche entre cielo, hondo mar, apoyada en las alas anchas, mientras que en cien lugares del mundo la esperan con la ventana abierta y la pluma preparada, tantos y tantos, con el corazón anhelante, en vano.”
Fue una mujer independiente, que vivió de su propio trabajo durante toda su vida. Una auténtica artista, además de ser una excelente poeta. Trabajó como cantante y actriz de cine y de teatro y llegó a fundar su propia compañía teatral, la Compañía de Comedias Josefina de la Torre. También trabajó en la radio y colaboró en series de televisión.
Sus años de juventud coincidieron con la II República Española (1931-1936), que fue una época de enormes avances para las mujeres y quiso ser una de esas mujeres modernas, de vanguardia, tal y como ella misma nos cuenta en la célebre antología Poesía Española (1934) de Gerardo Diego, en la que estuvo incluida. Se la relaciona con el grupo de las Sinsombrero, mujeres artistas y poetas adscritas a la Generación del 27, como Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Carmen Conde, Maruja Mallo, Margarita Nelken o María Teresa de León.
Su obra en verso es muy breve, pero recoge algunas de las tendencias líricas más relevantes de la primera mitad del siglo XX. Heredera del Modernismo, se centró de lleno en la corriente de la “poesía pura” que dominaba en la literatura española de la década de 1920.
Su obra poética se resume en cuatro libros, no obstante, numerosos poemas suyos permanecen dispersos por las diversas revistas en las que fueron apareciendo.
- El primer libro que publica, en 1927, se titulaba Versos y estampas.
- Dos años más tarde, en 1930, publica sus Poemas de la isla, donde se aprecia la influencia neopopularista de la Generación del 27, con una poesía ya más intelectualizada.
- Marzo incompleto, publicado en 1968, es una obra plena de madurez.
- Y en 1989 se publica su obra poética completa, en la que se incluye el poemario Medida del tiempo, inédito hasta ese momento.
Los temas frecuentes que aborda en ellos son: la infancia, la muerte y la soledad; pero entre todos, destaca el paisaje insular, concretamente el mar y la playa, dentro de la tradición poética canaria y en sus últimos poemas el paso del tiempo y la vejez, que ensombrecen su tono.
“No te acerques al estanque:
antes me he mirado en él
y vi su fondo a través
de mi sombra.
No te acerques al estanque:
tendrás el pecho hondo y frío
y tembloroso del agua.”
En su obra, con una aparente sencillez expresiva que no es tal, puede notarse una fuerte atracción por lo moderno, una gran admiración por la naturaleza y una voz clara y profunda, capaz de llevarte a la reflexión.
Escribió en prosa algunos relatos, novelas cortas y algunas adaptaciones teatrales.
Josefina murió el 12 de julio de 2002 en Madrid, a la edad de 95 años. La prensa se hizo eco de la noticia, denominándola “La última superviviente de la Generación del 27”.
En este poema, que abre el poemario Medida del tiempo, se dirige a sus compañeros de la Generación del 27 a los que llama por su nombre y les reprocha su silencio y su olvido, después de haber sido sus maestros y guías.
“Mis amigos de entonces,
aquellos que leíais mis versos
y escuchabais mi música:
Luis, Jorge, Rafael,
Manuel, Gustavo…
¡y tantos otros ya perdidos!
Enrique, Pedro, Juan,
Emilio, Federico…
¿por qué este hueco entre las dos mitades?
Vosotros ayudasteis
a la blandura del que fue mi nido.
Yo me formé al calor
que con vuestras palabras me envolvía.
me hicisteis importante.
Con vuestro ejemplo,
me inventé una ambición
y tuve
vuelos, insospechados de gaviota.
Gaviota, sí,
porque fue el mar mi espejo
y reflejó mi infancia, mis septiembres…
¡Amigos que de mí hicisteis nombre!
A la mitad vertiente de mi vida
hoy os llamo.
¡Tendedme vuestras manos!
Yo me sentí nacer,
para luego rozar de los cimientos
la certera caricia.
Pero de pronto,
un día me cubrió lo indefinible,
algo sin cuerpo, sin olor, sin música…
y me sentí empujada,
cubierta de ceniza,
borrada con olvido.
¿Dónde estabais vosotros, compañeros,
vuestras letras de molde, vuestro ingenio,
vuestra defensa
contra el desconocido ataque?
¡Oh, amigos!
Enrique, Pedro, Juan,
Emilio, Federico…
nombre que no responderán mi voz.
Manuel, Gustavo,
lejos…
Luis, Jorge, Rafael…
Que aunque el afán
vientos nos dé para encontrarnos,
ignoro en qué ciudad
y si llegará el día
en que vuelva a sentirme descubierta.”
Y a continuación otros cuatro poemas representativos de sus distintas obras, una poesía íntima y rica en experiencias personales, con pasión y sin estridencias:
“La tarde tiene sueño
y se acuesta en las copas de los árboles.
Se le apagan los ojos
de mirar a la calle
donde el día ha colgado sus horas
incansable.
La tarde tiene sueño
y se duerme mecida por los árboles.
El viento se la lleva
oscilando su sueño en el aire.”(De Versos y estampas)
“Todos los días
llama a mi puerta el desconsuelo
Estoy vacía y su eco resuena
por todos los rincones de mi vida.
Se estremece mi sangre
que es un hilo de hielo
al faltarme el calor de tu presencia.
No comprendo el idioma del paisaje;
qué quiere decir sol,
cielo azul
aire.
No comprendo mi ritmo,
ni mi esencia,
ni por qué sigo andando,
respirando,
contemplando a la gente,
a los perros que pasan,
a los pájaros
que mi balcón visitan diariamente.
Ni por qué la mirada,
mis ojos,
abarcan el entorno que me envuelve.
Ya no comprendo nada.
El mundo se me ha vuelto
un compañero extraño
que camina a mi lado
y no conozco.
¿Qué quiere decir vida?
Ya no encuentro
aquel sabor que un tiempo me dejara.
Las palmas de mis manos
se cierran sin calor,
desconsoladas.
Que eran tuyos tu casa y tu paisaje;
que está en ellos la huella de tus pasos,
el hueco de tu cuerpo.
Y está la casa llena
de tu recuerdo.”
“Me busco y no me encuentro.
Rondo por las oscuras paredes de mí misma,
interrogo al silencio y a este torpe vacío
y no acierto en el eco de mis incertidumbres.
No me encuentro a mí misma.
Y ahora voy como dormida en las tinieblas,
Tanteando la noche de todas las esquinas.
Y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía,
que son fruto, sonido, creación, universo.
No este desalentado y lento desgranarse
que convierte en preguntas todo cuanto es herida.
Y rondo por las sordas paredes de mí misma
esperando el momento de descubrir mi sombra”
(De Marzo incompleto)
“Cuando veo mi imagen reflejada
en la luna impasible del espejo,
siento cómo me duele su reflejo
tan fiel a mi verdad enajenada.
Esta forma que late y se rebela,
un tiempo fue de amor y fue de vida;
y aún hoy, que huellas saben de su huido,
queda una voz para su luz en vela.
Pero un día vendrá el irremediable
que a este espejo me asome, ya acabada.
Y la raíz de fuego insobornable
que crece en mi interior, aún no saciada,
conmoverá la cárcel indomable
con su llanto de ruina abandonada.”(De Medida del tiempo)
REFERENCIAS:
Datos extraídos de la biografía de la autora:
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