«Un poeta tiene un poder de imaginación
que más allá de la invención, es una forma
de exponer la realidad»

Hector Gaibor

Convertir números en palabras no es ninguna novedad, ni en el campo de la ciencia y mucho menos en los vastos espacios de la literatura, Lo que pudiera llamarse una curiosidad, es el hecho de asignarle a la rigidez infranqueable  de los números, un sentimiento. El arte en todas sus manifestaciones, constantemente  se vale de la matemática para establecer relaciones prácticas que permitan la comprensión   de sus límites y definiciones; por eso siempre vamos a encontrar en estas dos disciplinas vínculos irreductibles.

La poesía no está exenta  de resistir las fuerzas magnética que ejercen los números sobre todas las cosas del universo, al contrario, pareciera ir detrás de dicho flujo, con actitud hipnótica y propiciando asociaciones con el fin de expandirse y amplificar la capacidad exteroceptiva en los seres humanos.

Se pueden citar mil ejemplos concretos, donde millares (quizás millones) de poetas entremezclan sus creaciones a los designios de las cifras. Pero citaremos uno que nació en este espacio (Poémame) en abril de 2020, nos estamos  refiriendo a una estructuración estrófica que sigue la secuencia del número pi hasta el infinito; por consenso decidimos llamarla Métrica pi, compactada en un acrónimo simplemente  como Mepi.

No sería un procedimiento justo afirmar que el Mepi nace como producto del azar, más bien surge de una necesidad derivada de los tiempos digitalizados que vivimos, digamos que fue un ciclo de continuos descubrimientos, en primera instancia como expresión de la nano poesía tan demandada en la voracidad de la era actual:

Seré
luz
en la bruma
sal
que reverbera faro que evite tus naufragios.

María Prieto; Seré Luz, Mepi básico, España.

Aplicando metro licencias en los monosílabos, la estructura adhiere la flexibilidad del lenguaje, a la verticalidad de un número irracional con infinitos decimales , pero que al igual que los sentimientos, no tiene razón constante, por ello se presta para que sobre sí, transcurra una frecuencia rítmica no acentual, sino poli versal, es decir, el ritmo se marca sobre la continuidad del verso integrando conjuntos con dos o más versos, según la secuencia escogida, lo cual permite que la isocronía de las palabras y la rima sean optativas o prescindir por completo de ellas de allí que: «Seré/luz» dos verso distintos cuya escansión es casi imperceptible durante la expresión oral, transmiten un solo sonido en el discurso, con sentidos gramaticales distintos. Del mismo modo «en la bruma/sal» fluye como unidad fonética, sin distorsionar la esencia emocional  que la autora quiere transmitir.

 Las formulaciones en métrica pi, no le restan autonomía a la construcción poética, por el contrario, pareciera flexibilizar en cierto modo lo que se quiere decir, garantizando su inserción en un patrón rítmico que allana los caminos hacia lo  estético, la  modulación transcurre  desde una hasta nueve sílabas por  verso, la extensión mínima de un Mepi se ha fijado en seis versos, pero cada poeta tiene la libertad de extenderse hasta el número que su propia inspiración decrete.  El poeta ,alagueño Juan Carlos Burgos, fue de los primeros en poner a prueba  la elasticidad de esta novel propuesta, y emprendió por cuenta propia la inversión  de un Mepi básico de seis estrofas para componer un Mepi espejado cuya conformación  se representa en dos estrofas; donde la segunda estrofa, inicia con la misma secuencia, en que termina la primera; y culmina donde aquella  comienza,  de modo que la antiimagen rítmica,  está distanciada  por el mismo número de versos, cumpliendo una propiedad suprayectiva. Esta impronta, ha permitido que otros poetas se sumen a la propuesta, ofreciendo sus creaciones con espontaneidad y variedad de formas.

Bendita

primavera
de
aires inquietos
composición de la alegría,
brotas con musicalidad
sobre los campos
luz
y armonía
don
y fuego.

María Jesús Hernández ; Primavera, Mepi espejado , España

El instinto, el rapto, el intelecto y la cognición son posibles de cohabitar simultáneamente en una construcción poética de la naturaleza del Mepi, queda a discreción de la mano que escribe, la mente que piensa y el alma que siente, trazar las fronteras donde detenerse.  Desde Perú, el poeta Carlo Magno García nos presenta un Mepi extendido hasta el digito número once de la secuencia.

Las flores,
dos,
extendidas
en
el ancho mar,
caídas sin luna ni sol,
muestran
en su último abrazo,
color de idilio,
espuma
y olas de amor.

Las Flores; Carlo Magno García Ruiz (Perú).

Como sustrato consustancial del Mepi, en primer lugar, encontramos un impulso emocional del subconsciente que dicta la necesidad de plantear un esquema, que de algún modo, refleja la constricción del espacio físico durante el confinamiento, por la contingencia sanitaria que se vivía en aquel momento; toda manifestación artística individual, guarda una estrecha relación con el contexto histórico y social en que se desenvuelve el sujeto que la exterioriza. De tal manera que sin plantear esto como objetivo, el Mepi sugiere la idea de seguir un marco prescrito dentro de la secuencia pi a manera de norma, pero al mismo tiempo ofrece un abanico de posibilidades para su expresión y exposición. He allí la similitud con el tiempo actual, los números de pi simbolizan la casa; —una gran casa, — sin salir de ella, el poeta puede escoger uno de los muchos lugares que ofrece dicha casa para su permanencia y estadía sin caer en el hastío. Alda Pazzcuso desde Venezuela, optó por incorporar un estribillo a una configuración básica, cuyo metro,cohonesta con los primeros tres dígitos de la constante.

¡Cantemos
con
esperanza!
Amigos
de
los heridos
los
desamparados
unámonos todos por ellos.
¡Cantemos
con
esperanza!
Podemos
con
muchas ganas
si
canalizamos
todo nuestro enorme poder.
¡Cantemos
con
esperanza!
Ideas
de
color rosa,
mil
corazonadas
guiando nuestros pasos al bien.
¡Cantemos
con
esperanza!

Alda Pascuzzo, Mepi con estribillo (Venezuela)

Otro componente de la fibra imaginaria de esta propuesta poética es la relación filial, que vincula dos estadios  muy bien distinguidos en todo proceso artístico: la creación y el descubrimiento; el poeta crea con la palabra (situaciones, cláusulas, sentencias y resoluciones) y descubre con la forma métrica aquello que lleva dentro de sí (emociones, sensaciones, intuiciones). El  Mepi  como herramienta  o vehículo práctico,   permite escarbar regiones ocultas y aptitudes que subyacen en la psiquis del poeta y que este, antes no se vio motivado a explorar. 

América
si
yo me acuesto,
tu
sentir tecleas.
América, tiendo a ti extensa
cuerda
desde mi azotea.
Tu calor seca
mi llanto,
tu acento alegra
la música. ¡Baila América!
Elévame a tus cordilleras.
Selvática y volcánica,
austral y tropical. Diversa.
Ser llama,
cóndor,
jaguar,
tapir, guanaco, tucán,
colibrí
bebiendo en tus flores
sueñan
estos decimales
de homenaje.
América,
orillas
de luz, páginas de arena
escritas.
Genios
de universales letras.
Cae mi tarde en tu mañana,
mi alma en tu tierra.

Juan Carlos Burgos , América, Mepi cero,(España)

En los escritores y poetas siempre está latente el desafío de jerarquizar los sentimientos que afloran con el caos propio de los torrentes, que aspiran un remanso para plasmarse dentro de la obra de modo coherente, conformando sintagmas que dan un sentido, sin detrimento de la esencia originaria que los produce, El Mepi es capaz de contribuir en dicha jerarquización desde tres posibles escenarios, piramidal: cuando inicia en el primer dígito de pi, en espiral, cuando adopta los esquemas espejados y lineal, cuando escoge la secuencia que mejor se ajusta al argumento.

Actúas
con
tal frialdad
con
tal saña, mientras
muriéndome estoy cada día.
Ignoras
que
en su abrazo,
yo
soy más mujer de
lo que algún día fui contigo.
Llegaste
tú,
tierno amante
con
flores y poemas,
noches de pasión desmedida.
Abrí
mi
corazón
y
confíe una vez más
en la aventura del amor.

Selene Navidad; Tierno amante , 4 estrofas Mepi, (México)

En todo cuanto es visible en los tiempos que nos ha tocado vivir, preexiste un efecto de permeabilidad, cuyo carácter bidireccional, es un factor que va calando inconscientemente en los registros selectivos de preferencia de cada individuo, sin distinciones de los estratos sociales, o brechas generacionales, solo basta una coincidencia de intereses, para que una propuesta, vaya de un espectador a otro y vuelva al ente propulsor con nuevos signos de vigencia.

El Mepi propicia la penetración en un elemento que forma parte de otros sistemas ajenos a la poesía, que sin ser del todo ignorado, no tiene un protagonismo determinante, como patrón de medida en la poesía. Cuando el poeta despoja el velo presunto de misterios que envuelve esta constante, ya palpa la misma como un evento lógico, aun siendo de naturaleza irracional desde su concepción , es allí donde se cumple la bidireccionalidad aludida anteriormente y el número comienza a tener otro sentido por efecto de la indagación, a medida que el poeta indaga sobre los números, recibe satisfacciones y gozo.

Morder
tu
cuello quiero
¡Oh
bella mortal!
Para probar de la exquisita
sangre
que de tu piel mana.
¡Ven hacia mí!
Serás
tú, mi alimento
he de saciarme de ti.
Y en un amor tan inmutable
unimos nuestras almas
cual eclipse total y eterno.
¡Oh dulce
dama
nocturna!
Mis labios están sedientos
deseando
tus húmedos besos…

Said Morión , Vampírico amor; Mepi extendido (21), Colombia.

La tecnología al contrario de las artes, sufre continuos procesos de caducidad originados por su misma evolución, aunque mantenga los principios científicos que los sustentan, las técnicas de cómo construir por medio de la tecnología, son tan variantes como diversas. las artes por su parte tienen la propiedad de prevalecer en el tiempo, y siempre encontraremos referencias artísticas cuya vigencia parece perpetuarse.

¡Domingo!
Y
borbotea
la
grácil ternura
ardid de olvido en la atrición.
Duele
esta soledad,
castigo impuesto
sobre hechos
de una torpeza
que fermenta la dulzura.
En el luminoso horizonte
motean nubes grises
que alteran el límpido vidrio,
traslúcido,
diáfano,
a triste,
cuando el alma reverbera
alegría:
glóbulos de espuma
blanca.
Dolor de domingo
es dolor,
tristeza
que miente,
obscena duda que nubla
su luz;
duda,
duda necia y tozuda
que oscurece el sol y restaura
domingos tristes.
Tristes,
pierden su brillo
sin fe en el trillo.

Edel González; Domingo de feliz a triste, Mepi con estrambote, Cuba.

El Mepi nace en un contexto tecnológico como acto de inquisición de un poeta en ciudad de Guatemala, (Alejandro Cárdenas) quien descubriera la necesidad dentro de esa cosa llamada espíritu que otro poeta en provincia de Buenos Aires , Argentina (Domingo Martínez) llevara como un virus, enquistado en las regiones del ser donde se guardan las inquietudes.

Cerezo,
flor
que es luz rosa
en
la noche astrífera.
Primavera es tu amor de pétalos.
   

Oasis;
luz
de verano
en
la noche astrífera.
Los niños juegan en el lago.

Luciérnagas
dan
de su luz
en
la noche astrífera.
Hojas crujiendo en pleno otoño.
   

Destellan
los
fucilazos
en
la noche astrífera.
Una ardilla y lluvia; es invierno.

Mepi Sakura cuatro estaciones a cuatro plumas: Autores: Daniela Acosta (Venezuela), Silvia Bojart (Argentina), Said Morion (Colombia), Alejandro Cardenas (Guatemala)

Ninguna manifestación artística requiere argumentos que la justifiquen, porque las razones del arte provienen de mundos internos, que pueden resultar a veces incomprensibles ante la legítima diversidad de percepciones y visiones que ondean por el universo, a quien corresponde la desaprobación o aceptación de una obra de arte, es al espectador, encarnado en multitudes de seres que experimentan algún tipo de sensación, ante dicha obra. En la era actual exponer la palabra o cualquier otra expresión ante el espectador, se ha visto favorecido por la influencia de las redes sociales en la cotidianidad. El Mepi se orienta como una forma de expresión de nuestro tiempo, cuyo fin último no es desplazar ninguna fórmula existente, ni intentar ostentosas   hegemonías en los espacios virtuales, sino contribuir como herramienta, para que los jóvenes poetas y los no muy jóvenes compartan su palabra con el mismo exquisito sabor del pan ante el ayuno, con el frescor del agua cuando la sequía comanda los escuadrones de la sed y con el amor, amor  imprescindible, cuando nos movemos dentro de las armoniosas buenas prácticas que tiene la humanidad.  La poesía es una de ellas, la historia así, lo ha demostrado, aunque han pasado más de mil años.

Días pasan,
y presurosos dejan su huella
en el crepúsculo.
Temor a perder
el pasado, el futuro.
Destino…
va separando
los
corazones, esas almas
sin regreso definido.
Pánico inunda
pieles adormecidas.
Muy alejados,
cada
quien vive muchas vidas,
y es
turbio el
cansancio muy soterrado,
amándose en la lejanía.
Las
almas
rotas
buscando sin cesar
aquellos amores perdidos.
El sol
se asoma en el horizonte,
han
pasado más de mil años,
hay marcas,
y
el
mar
deja los surcos muy profundos,
el frío
calla las caricias nocturnas…
¡fin!

Zenaida Sanoja (Varimar) ;Han pasado más de mil años, Mepi desde la secuencia 465 a 500 de pi. Argentina