Rosalía de Castro, hija bastarda de dios y los prejuicios, fue una poeta gallega nacida en Santiago de Compostela en 1837 y supuso junto a otros la salida de la cultura gallega de los llamados ‘Séculos escuros’ y la entrada en el Rexurdimento. Dos de sus tres obras más notorias son exclusivamente en gallego y la tercera en castellano. Gracias a esta última adquirió gran importancia en toda España y junto con Gustavo Adolfo Bécquer son el eje de la poesía española moderna y del Romanticismo.

Es hija de un sacerdote y una hidalga pero vivió hasta los 8 años con su tía. Huerfana y abandonada trasladaría todo a sus versos.

3

(…)
Sin agarimo no mundo
Desde que nasín orfiña,
De porta en porta pedindo
tiven que pasar a vida.
(…)

 

18

(…)
Danlle extrañeza os cantares,
Danlle de chorar deseio,
I, os ollos de bágoas cheios,
Pensa nos nativos lares,
Que n’hai máis tristes pesares,
Máis negra melancolía
Que a que entre estraños se cría.
(…)

Su vida está caracterizada por un devenir constante de desgracias ocasionadas la mayoría por su mala salud, los viajes de su marido, Manuel Murguía, y la muerte de algunos de sus hijos a una edad muy temprana.

15

Alma que vas huyendo de ti misma,
¿qué buscas, insensata, en las demás?
Si secó en ti la fuente del consuelo,
Secas todas las fuentes has de hallar.
¡Que hay en el cielo estrellas todavía,
Y hay en la tierra flores perfumadas!
¡Sí…! Mas no son ya aquellas
Que tú amaste y te amaron, desdichada.

 

59

Cada vez que recuerda tanto oprobio,
—cada vez digo ¡y lo recuerda siempre!—,
avergonzada su alma
quisiera en el no ser desvanecerse,
como la blanca nube
en el espacio azul se desvanece.

Recuerdo… lo que halaga hasta el delirio
o da dolor hasta causar la muerte…
no, no es sólo recuerdo,
sino que es juntamente
el pasado, el presente, el infinito,
lo que fue, lo que es y ha de ser siempre.

 

54

(…)
—Pienso en cosas tan tristes a veces y tan negras,
y en otras tan extrañas y tan hermosas pienso,
que… no lo sabrás nunca, porque lo que se ignora
no nos daña si es malo, ni perturba si es bueno.
Yo te lo digo, niña, a quien de veras amo:
encierra el alma humana tan profundos misterios,
que cuando a nuestros ojos un velo los oculta,
es temeraria empresa descorrer ese velo;
no pienses, pues, bien mío, no pienses en qué pienso.

—Pensaré noche y día, pues sin saberlo, muero.

Y cuenta que lo supo, y que la mató entonces
la pena de saberlo.

 

III

No va solo el que llora,
no os sequéis, ¡por piedad!, lágrimas mías;
basta el pesar del alma;
jamás, jamás le bastará una dicha.

Juguete del Destino, arista humilde,
rodé triste y perdida;
pero conmigo lo llevaba todo:
llevaba mi dolor por compañía.

 

20

Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.
Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.
Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.
En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.

La historia en la literatura de Rosalía no es para nada común en el momento en el que fueron sus obras publicadas, las mujeres rara vez ocupaban estos espacios. Aun con esto las pocas mujeres que habían escrito estaban encasilladas en un papel con el que ella rompe.

1

Daquelas que cantan as pombas i as frores,
Todos din que teñen alma de muller.
Pois eu que n’as canto, Virxe da Paloma,
¡ai!,¿de que a terei?

Las mujeres en esa época necesitaban el permiso de los maridos para poder desempeñar las labores de escritura, cosa que Manuel Murguía no sólo permitía si no que fomentaba. Hizo de su editor y le buscó oportunidades para que pudiese publicar. Su relación era poco convencional para la época y ambos personajes individualmente también lo eran. A pesar de esto en sus poemas muestra un gran descontento con el amor.

10

Unha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
i eu non me acordo xa se era aquel cravo
de ouro, de ferro ou de amor.
Soio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentóu,
que eu día e noite sin cesar choraba
cal choróu Madalena na Pasión.
“Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
dáime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición”.
E doumo Dios, arrinquéino.
Mais…¿quén pensara…? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qué era delor;
soupen só que non sei qué me faltaba
en donde o cravo faltóu,
e seica…, seica tiven soidades
daquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o esprito
¡quén o entenderá, Señor!…

 

31

(…)
Aí tes o meu corasón,
Si o queres matar ben podes:
Pero, como estás ti dentro,
Tamén si ti o matas, morres.
(…)

 

31

TAN SOIO

Os dous, da terra lonxe
Andamos e sufrimos, ¡ai de min!
Mais ti tan soio te recordas dela,
I eu, dela mais de ti.
Ambos errantes polo mundo andamos
I as nosas forzas acabando van.
Mas ¡ai!, ti nela atoparás descanso,
i eu tan soio na morte o ei de atopar.

A pesar de todo Murguía pretendió en algunos casos tergiversar algunos poemas de Rosalía, sobre todo los de ámbito religioso, queriendo hacerla ver más atea de lo que en verdad era. Hay varias versiones del último verso de este poema.

SANTA ESCOLÁSTICA

(…)
«¡La gloria es humo! El cielo está tan alto
y tan bajos nosotros, que la tierra
que nos ha dado volverá a absorbernos.
¡Afanarse y luchar, cuando es el hombre
mortal ingrato y nula la victoria!
¿Por qué, aunque haya Dios, vence el infierno?»
(…)

Al estar la mujer relegada al ámbito doméstico y debido a las frecuentes migraciones que tenían que llevar a cabo sus maridos, Rosalía, que no es ajena a este problema escribe al exilio obligado al que son empujados los hombres gallegos por falta de recursos a América.

30

(…)
E no fondo do barco
Soíña, abandonada,
Tras seu amor i a morte, para América,
Para morrer de dor, ó mar se lanza.
(…)

Aun con todo en Rosalía habitaba la conciencia de un primer feminismo muy alejado del actual pero que fue vanguardia.

24

(…)
Xaquín, Xaquín que de muller naciche,
E que doutra muller tiveches fillos,
¡ai!, cal teu pai sin túa nai morrera,
Ve que morro sin ti, Xaquín querido.

De su vida en Santiago tenemos un par de poemas que resaltar sobre la Catedral y las diversas formas en las que esta la acongojó.

57

SANTA ESCOLÁSTICA

II

(…)
Después la catedral palacio místico
De atrevidas románicas arcadas,
Y con su Gloria de belleza llena
Me pareció al mirarla que quería
Sobre mi frente desplomar, ya en ruinas,
De sus torres la mole gigantesca.
(…)

 

28

AMIGOS VELLOS

Logo se acaba da vida a triste
Pelegrinax.
Os homes pasan, tal como pasa
Nube de vran.
I as pedras quedan…, e cando eu morra,
Ti, catedral,
Ti, parda mole, pesada e triste,
Cando eu non sea, ti inda serás.

Manuel Murguía es uno de los precursores del nacionalismo gallego a la vez que Rosalía es uno de sus mayores exponentes culturales. Hay que tener en cuenta en este artículo como en su obra que el idioma gallego carecía por aquel tiempo de una normativa lingüística a la que ceñirse para escribir, por lo que los textos de Rosalía son una aproximación que ella hizo del idioma hablado al escrito. Galicia era su patria y odiaba marcharse de ella y también que los demás tuvieran que hacerlo.

27

Era la última noche,
la noche de las tristes despedidas,
y apenas si una lágrima empañaba
sus serenas pupilas.
Como el criado que deja
al amo que le hostiga,
arreglando su hatillo, murmuraba
casi con la emoción de la alegría:

—¡Llorar! ¿Por qué? Fortuna es que podamos
abandonar nuestras humildes tierras;
el duro pan que nos negó la patria,
por más que los extraños nos maltraten,
no ha de faltarnos en la patria ajena.

Y los hijos contentos se sonríen,
y la esposa, aunque triste, se consuela
con la firme esperanza
de que el que parte ha de volver por ella.
Pensar que han de partir, ése es el sueño
que da fuerza en su angustia a los que quedan;
cuánto en ti pueden padecer, oh, patria,
¡si ya tus hijos sin dolor te dejan!
(…)

 

1

V

Éste vaise i aquél vaise,
e todos, todos se van.
Galicia, sin homes quedas
que te poidan traballar.
Tes, en cambio, orfos e orfas
e campos de soledad,
e nais que non teñen fillos
e fillos que non tén pais.
E tes corazóns que sufren
longas ausencias mortás,
viudas de vivos e mortos
que ninguén consolará.

Rosalía amaba el mar por el que tanta gente tuvo que irse en busca de qué comer y cuenta así lo que significa el hambre.

61

Del mar azul las transparentes olas
mientras blandas murmuran
sobre la arena, hasta mis pies rodando,
tentadoras me besan y me buscan.
Inquietas lamen de mi planta el borde,
lánzanme airosas su nevada espuma
y pienso que me llaman, que me atraen
hacia sus salas húmedas.
Mas cuando ansiosa quiero
seguirlas por la líquida llanura,
se hunde mi pie en la linfa transparente
y ellas de mí se burlan.
Y huyen abandonándome en la playa
a la terrena, inacabable lucha,
como en las tristes playas de la vida
me abandonó inconstante la fortuna

 

8

EN CORNES

I

(…)
– ¡Ña Virxe, quen rosa fora!
– ¿Por que ques ser rosa, nena?,
– Lle preguntei cariñosa.
I ela contesta sorrindo:
– Porque non ten fame as rosas.
(…)

Igual o incluso mayor fue el odio desprendido contra Castilla por ser los culpables del atraso y la precariedad de Galicia. A esa tierra y sus habitantes les dedica toda su rabia en varios poemas.

28

Castellanos de Castilla,
tratade ben ós galegos;
cando van, van como rosas;
cando vén, vén como negros.

Cando foi, iba sorrindo,
cando ven, viña morrendo;
a luciña dos meus ollos,
o amantiño do meu peito

Aquel máis que neve branco,
aquel de dozuras cheo,
aquel por quen eu vivía
e sen quen vivir non quero.
Foi a Castilla por pan
e saramagos lle deron;
déronlle fel por bebida.
peniñas por alimento.

Déronlle, en fin, canto amargo
ten a vida no seu seo…
¡Casteláns, casteláns,
tendes corazón de fero!

¡Ai!, no meu corazonciño
xa non pode haber contento,
que está de dolor ferido,
que está de loito cuberto.

Morreu aquel que eu quería
e para min non hai consolo:
so hai para min, Castilla,
a mala lei que che teño.

Permita Deus, casteláns,
casteláns que aborrezo,
que antes os galegos morran
que ir a pedirvos sustento.

Pois tan mal corazón tendes,
secos fillos do deserto,
que se amargo pan vos gañan,
dádesllo envolto en venero.

Aló van, malpocadiños,
todos de esperanzas cheos,
e volven, ¡ai!, sen ventura
cun caudal de desprezos.

Van probes e tornan probes,
van sans e tornan enfermos,
que anque eles son como rosas,
tratádelos como negros.

¡Casteláns de Castela,
tendes corazón de aceiro,
alma coma as penas dura,
e sen entrañas o peito!

En tros de palla sentados,
sen fundamentos, soberbios,
pensas que os nosos filliños
para servirvos naceron.

E nunca tan torpe idea,
tan criminal pensamento
coubo en máis fatuas cabezas
ni en máis fatuos sentimentos.

Que Castela e Casteláns,
todos nun montón, a eito,
non valen o que unha herbiña
destes nosos campos frescos.

Só pezoñosas charcas
detidas no ardente solo
tes, Castela, que humedezan
eses teus labios sedentos.

Que o mar deixoute esquecida
e lonxe de ti correron
as brandas augas que traen
de plantas sen sementeiros.

Nin árbores que dean sombra,
nin sombra que preste alento…
Chaira e sempre chaira,
deserto e sempre deserto…

Esto che tocou, coitada,
por herdanza no universo,
¡miserable fanfurriñeira!,
triste herdanza foi por certo.

En verdade non hai, Castela,
nada coma ti tan feo,
que aínda mellor que Castela
valera dicir inferno.

¿Por que aló fuches, meu ben?
¡Nunca tal houberas feito!
¡Trocar campiños floridos
por tristes campos sen rego!

¡Trocar tan claras fontiñas,
ríos tan murmuradores
por seco polbo que nunca
mollan as bágoas do ceo!

Mais, ¡ai!, de onda min te fuches
sen dó do meu sentimento,
e aló a vida che quitaron ,
aló a mortiña che deron.

Morriches, meu queridiño,
e para min non hai consolo,
que onde antes te vía, agora,
xa solo unta tomba vexo.

Triste como a mesma noite,
farto de dolor o peito,
pídolle a Deus que me mate,
porque xa vivir non quero.

Mais en tanto non me mata,
casteláns que aborrezo,
hei, para vergonza,
heivos de cantar xemendo:
¡Casteláns de Castela,
tratade ben ós galegos:
cando van, van como rosas;
cando vén, vén como negros!

 

29

IV

Probe Galicia, non debes
chamarte nunca española,
que España de ti se olvida
cando eres, ¡ai!, tan hermosa.
Cal si na infamia naceras,
torpe, de ti se avergonza,
i a nai que un fillo despreza
nai sin corazón se noma.
Naide por que te levantes
che alarga a man bondadosa;
naide os teus prantos erixuga,
i homilde choras e choras.
Galicia, ti non tes patria,
ti vives no mundo soia,
i a prole fecunda túa
se espalla en errantes hordas,
mentras triste e solitaria
tendida na verde alfombra
ó mar esperanzas pides,
de Dios a esperanza imploras.
Por eso anque en son de festa
alegre á gaitiña se oia,
eu podo decirche:
Non canta, que chora.

 

V

«Espera, Galicia, espera;»
Canto este grito consola!
Páguecho Dios, bon poeta,
Mais é un-ha esperanza louca.
Qu’ antes de qu’ os tempos cheguen
De dicha tan venturosa
Antes que Galicia suba
C’ó á cruz qu’ ó seu lombo agobia
Aquel difícil camiño
Qu’ ô pé d’ os abismos toca,
Quisais cansada e sedenta,
Quisais que d’ angustias morra.
Págueche Dios, bon poeta,
Esa esperanza de groria,
Que de teu peito surxindo
A Virgen-martir coroa,
Y esta á recompensa sea
D’ amargas penas tan fondas.
Paguech’ este cantar triste
Qu’ as nosas tristezas conta,
Que soyo tí… ¡ti entre tantos!
D’ as nosas magoas s’ acorda;
Dina voluntad d’ un xenio,
Alma pura e xenerosa!
E cando á gaita gallega
Aló nas Castillas oias,
O teu corazon pergunta,
Veras que che di en resposta
Qu’ a gaita gallega
Non canta que chora.

Pero ella también tuvo que irse de Galicia y escribió uno de los poemas más famosos de toda la literatura gallega.

15

Adios, ríos; adios, fontes;
adios, regatos pequenos;
adios, vista dos meus ollos:
non sei cando nos veremos.

Miña terra, miña terra,
terra donde me eu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantei,

prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores,
casiña do meu contento,

muíño dos castañares,
noites craras de luar,
campaniñas trimbadoras
da igrexiña do lugar,

amoriñas das silveiras
que eu lle daba ó meu amor,
camiñiños antre o millo,
¡adios, para sempre adios!

¡Adios groria! ¡Adios contento!
¡Deixo a casa onde nacín,
deixo a aldea que conozo
por un mundo que non vin!

Deixo amigos por estraños,
deixo a veiga polo mar,
deixo, en fin, canto ben quero…
¡Quen pudera non deixar!…

Mais son probe e, ¡mal pecado!,
a miña terra n’é miña,
que hastra lle dan de prestado
a beira por que camiña
ó que naceu desdichado.

Téñovos, pois, que deixar,
hortiña que tanto amei,
fogueiriña do meu lar,
arboriños que prantei,
fontiña do cabañar.

Adios, adios, que me vou,
herbiñas do camposanto,
donde meu pai se enterrou,
herbiñas que biquei tanto,
terriña que nos criou.

Adios Virxe da Asunción,
branca como un serafín;
lévovos no corazón:
Pedídelle a Dios por min,
miña Virxe da Asunción.

Xa se oien lonxe, moi lonxe,
as campanas do Pomar;
para min, ¡ai!, coitadiño,
nunca máis han de tocar.

Xa se oien lonxe, máis lonxe
Cada balada é un dolor;
voume soio, sin arrimo…
Miña terra, ¡adios!, ¡adios!

¡Adios tamén, queridiña!…
¡Adios por sempre quizais!…
Dígoche este adios chorando
desde a beiriña do mar.

Non me olvides, queridiña,
si morro de soidás…
tantas légoas mar adentro…
¡Miña casiña!, ¡meu lar!

Rosalía siempre tuvo claro quienes eran los suyos a pesar de venir de una familia más acomodada que la de la mayoría. Escribió contra los ricos y a favor de los pobres y también por y para ellos aunque sabía que haría falta mucho tiempo para que realmente pudieran leerla.

25

XXVII

Que é triste o rostro da mortal pobreza
que entre ximidos e dolores nace,
i hastra a hermosura vén cando riqueza
co seu mirar risoño nos comprace;
presta o diñeiro encanto e gentileza,
i un Dios o mesmo demo se tornase
si tomando a figura de banqueiro
remexese diñeiro e máis diñeiro.

 

5

(…)
¡Fuxir da lama
Quen nacéu nela¡
Dios cho perdone,
Probe Manuela.
Lama con honra
Non mancha nada,
Nin seda limpa
Honra emporcada.

Ya por último, Rosalía tenía una fijación con la muerte, como cualquier escritor romántico. Escribió bastantes poemas al respecto en sus muchas formas pero como colofón a este acercamiento a su historia contaremos su muerte. Fue en Padrón en 1885, con 48 años de edad, en sus últimos momentos después de pedirle a sus hijas que quemaran sus últimos manuscritos que quería dejar sin publicar, ella les pidió que abriesen la ventana de su habitación porque quería ver el mar. Lo curioso es que desde Padrón no se puede ver de ninguna forma el mar por lo que no se sabe qué pretendía decir. Hay teorías sobre lo que pudo ser pero mejor dejarlo a la imaginación de cada uno y que saquen conclusiones tras leer sus obras.

DE BALDE

Cando me poñan o hábito,
si é que o levo;
cando me metan na caixa,
se é que a teño;
cando o responso me canten,
si hai con que pagarlle ós cregos,
e cando dentro da cova…
¡Que inda me leve San Pedro
se só ó pensalo non río
con unha risa dos deños!
¡Que enterrar, han de enterrarme
anque non lles den diñeiro!

 

37

Teño un mal que non tén cura,
un mal que naceu comigo,
i ese mal tan enemigo
levarame á sepultura.

Curandeiros, ceruxanos,
dotores en medeciña,
pra esta infirmidade miña
n’hai remedio antre os humanos.

Deixá, pois, de remexer
con concencia ou sin concencia,
os libros da vosa cencia,
pois para min n’han de ter.

¿Que o dudás? Duda non cabe
nesto que digo, doutores,
anque pese, hai amargores
que non pasan con xarabe.

¿Asañasvos porque digo
verdás que sabés de sobra?
Pois a probar… mans á obra:
vede de curarme, amigo.

O meu mal i o meu sofrir
é o meu propio corazón:
¡quitaimo sin compasión!
Despois: ¡faceme vivir!

 

16

-Médico, doille a cabeza…
Zuruxán, doille unha man…
Mais se é que o esprito lle doi,
¿qué menciña lle darás?
-Para infirmidás das almas
na terra cura non hai;
pídelle a Dios que cha leve;
quizás no ceu sandará.

 

¿?

¡Tierra! sobre el cadáver,
Antes que empiece a corromperse, ¡tierra!
Ya el hoyo se ha cubierto… consolaos,
Pronto ahora en la escoria removida,
Verde y pujante crecerá la hierba.
¿Mas dónde está el que se fue? ¿Sabéis acaso
Qué ha sido de él? ¡Ah, necios!
No os ocupéis de lo que al polvo vuelve;
¿Qué importan los cadáveres, qué importan
Cuando algo más que la materia ha muerto?

No, no es posible que todo
Todo haya acabado ya:
No acaba lo que es eterno
No puede tener fin la inmensidad.

Algo ha quedado tuyo en mis entrañas
Que no se morirá jamás
Y que dios, porque es justo y porque es bueno
A desunir ya nunca volverá.

Tú te fuiste para siempre, mas mi alma
Te espera aún con cariñoso afán
Y vendrás o iré yo, bien de mi vida,
Allí donde nos hemos de encontrar.

En la tierra, en el cielo, en lo insondable
Yo te hallaré y me hallarás…
No acaba lo que es eterno
No puede tener fin la inmensidad.