Este es el primero de tres artículos en los que vamos a hablar de una antología de 16 poetas contemporáneas desde el entorno digital. La selección ha sido hecha por el poeta y ensayista Martín Rodríguez-Gaona en un volumen titulado Decir mi nombre publicado por la Editorial Milenio en la colección Nandibú dirigida por Alba Besora.

Este libro desborda energía, ruptura y sorpresa. No es un libro al uso. De entrada, hay que felicitar a la editorial por el riesgo que comporta publicar un libro de estas características. El denominador común de todas las poetas es su independencia y valentía por asumir un estilo poético arriesgado y espontáneo. A través de esta antología, conocemos a un grupo de poetas que pueden ser la semilla de una renovación poética generacional liderada por mujeres.

Son poetas que han vivido al margen de las grandes editoriales pero que han convertido las calles de sus ciudades en hervideros de poesía con los recitales que han organizado y las micro editoriales que han sacado adelante. Mientras leía el libro, recordé aquel grupo de mujeres poetas marginadas por los hombres de la Generación del 27 del cual ya hablé hace dos años en uno de mis dos blogs: Las sinsombrero. En este libro podemos intuir la que será la revolución que marcará el siglo XXI: el feminismo.

Decir mi nombre, selección de poetas nativas digitales nacidas a finales de los años 70 presenta a cada autora con una foto y un breve currículum, a continuación cada poeta contesta un cuestionario seguido de una breve explicación de su poesía y una muestra poética de cada una de ellas. No hay que olvidar en absoluto el erudito ensayo de Martín Rodríguez-Gaona que prologa el libro y nos ayuda a ponernos en situación.

Hemos creído conveniente escribir tres artículos de esta antología para no hacer una reseña extremadamente larga y así poder disfrutar de cada poeta con tranquilidad.

La primera poeta de esta antología es Cherie Soleil (Madrid, 1977). Poeta impulsiva que escribe desde su posicionamiento como mujer en el mundo. Me llega de lleno al corazón, poeta universal al estilo ‘Whitman’ que ya con su primer poema Gleichnisse me subyuga y traslada a Hojas de hierba con su rebeldía sin límites. Una rebeldía que continúa en sus otros poemas. Destacamos unos versos de Retrato.

Mi indocilidad no consistía en salirme del encuadre, en rechazar el foco, en no soportar la pose, en prender fuego al estudiado escenario, en el cual morir exacta y semejante a aquella otra que ya estaba en camino.

Mi rebeldía no era esconder la sonrisa, ser la aberración que muta los colores y las sombras, escapar al barrido, no querer formar parte de aquel collage de muertos y tristezas…

Sandra Santana (Madrid, 1978), poeta exigente consigo misma que va definiendo su escritura a medida que escribe. Es una funambulista entre la filosofía y la poesía. De ella destaco un poema con un título casi tan largo como el mismo poema: ZOILA AUGUSTA EMPERATRIZ CHÁVARRY DEL CASTILLO, MÁS CONOCIDA COMO YMA SUMAC, ALCANZA CINCO OCTAVAS Y ABRE UNA SELVA DONDE LOS PIES ADQUIEREN LIGEREZA Y BRÍO.

Estar aquí y estar allí. Ese es el secreto de la gran pista de baile del espíritu: que donde el cuerpo no, allí sí. Allí, donde todo es verde y frondoso y no molestan los insectos, ni la lluvia acatarra, ni la tierra hiere la piel descalza. Liberarse de la cárcel del texto sin atravesarlo. Quedarse en él, bailando enloquecidamente y sin propósito en los cientos de caminos que lo cruzan a la vez en varias direcciones.

La tercera poeta es Silvia Nieva (Madrid, 1979). Fundadora de Poetry Slam de Madrid. Poeta a la que no le gusta definir su poesía porque no quiere ‘dirigir’ al público lector, es la libertad que quiere dar a quien la lea. Esa negativa a definirse en su día a día, por imposición social, la lleva a cuestionar en sus poemas los roles materno-familiares. Su blog: http://silvianieva.wordpress.com.

La cena.

Despertar, preparar, y la cena.

Hoy, después, y la cena.

No preguntes más por el pasado de las moscas,

la urgencia contenida en cinco calendarios.

Mi miércoles lleva el acento,

tardes de cine barato,

ilusión entre las piernas.

Recuérdame escribir en la lista de la compra

que quiero gomas de bolígrafo.

Recuérdame partir sin llorar las cebollas,

plegar los dedos,

acercarlos al cuchillo del miedo a otra vez.

Puedo decir gafas, llámame, bastón y pelo.

Puedo decir que no puedo,

y diré solo palabras.

Puedo pensar: difícil, silencio, luego,

y seguir sonriendo en mi dureza de piel de caracola.

Sueno como el mar

para distraer tormentas creciéndome en los dedos,

huelo como las flores y plantas

que dejo sin regar en la escalera.

Abro las puertas

y te caes.

Mi corazón es una fosa común

de huesos y cabos sueltos

sin religión ni santuario.

Salvar la piel, es la propuesta,

el pulso de la espera,

coronar las noches, lo que pudo ser,

y velatorio.

Convocadas aquí todas las vecinas,

inquilinas que comparten tus horas libres,

clavadas las peinetas,

los pañuelos llorarán.

Al otro lado,

colgarán llamadas.

En un piso cuarto

una de ellas ha escrito una línea

que contiene la llave de las esposas,

la tapa con la manga

y duerme encima.

La cuarta y última poeta de esta primera entrega es Camino Román (León, 1981). Poeta que se dedica a jugar con las palabras. Poemas que son simplemente un punto de vista más sobre el lenguaje y las cosas utilizando un estilo simple y coloquial. Veamos un ejemplo de su poesía en el poema ‘Desayuno

Los sonidos que se producen mientras preparo

el desayuno parecen una tormenta

Es una composición sonora ensayada durante años

Poco conocida eso sí

Soy yo la que toca, soy yo el público

Privada, íntima, ordenada, poco abierta a las

emociones

Lo novedoso como la leche que se derrama

Está controlado.

Por hoy lo dejamos aquí, aún nos quedan doce poetas más que vendrán en los próximos dos artículos. Os aviso con tiempo, ya podéis ir encargando este libro para el próximo 23 de abril en vuestra librería de barrio habitual.