Gracias a eldiario.es hemos sabido que una revista española de moda incluye el horno con el que se suicidó Sylvia Plath como parte de su muestrario. Esa revista frivoliza con el suicidio de la poeta que en 1963 decidió abrir la espita de gas de la cocina de su casa, al añadir un horno rosa a su vestimenta.

La publicación ofrece la ropa y los complementos de diversas mujeres icónicas como ejemplos a seguir para vestirse durante las fiestas que se aproximan. Esto no sería criticable, a no ser que cuando se refiere a la poeta Sylvia Plath, reproduce su estilo con un abrigo de Benetton, unos mocasines de Gucci e incluye una cocina de color rosa con tres hornos de gas de 4.340 euros.

Sylvia Plath con 30 años se convirtió en una de las mejores poetas contemporáneas en lengua inglesa. Sufría de depresiones desde la muerte de su padre cuando solo era una niña. Su matrimonio con el escritor Ted Hughes tampoco fue idílico.

Es triste, tal como ha dicho una lectora de eldiario.es mediante un tuit, que ya «no solo mercantilizan nuestros cuerpos y nuestra lucha, sino también nuestros suicidios».

Ya con motivo del 8 de marzo escribí una entrada en mi blog #RegEye titulada Publicidad y capitalismo que trataba el tema de la mercantilización de la lucha feminista, que es de tod@s.

Para acabar con buen sabor de boca, os vamos a presentar el poema Espejo/Mirror para que podáis apreciar la sensibilidad que muestra Sylvia Plath cuando quiere describir los objetos más simples que la rodean.

Espejo

Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.

Trad. Cecilia Bustamante

Mirror

I am silver and exact. I have no preconceptions.
Whatever I see I swallow immediately
Just as it is, unmisted by love or dislike.
I am not cruel, only truthful ‚
The eye of a little god, four-cornered.
Most of the time I meditate on the opposite wall.
It is pink, with speckles. I have looked at it so long
I think it is part of my heart. But it flickers.
Faces and darkness separate us over and over.

Now I am a lake. A woman bends over me,
Searching my reaches for what she really is.
Then she turns to those liars, the candles or the moon.
I see her back, and reflect it faithfully.
She rewards me with tears and an agitation of hands.
I am important to her. She comes and goes.
Each morning it is her face that replaces the darkness.
In me she has drowned a young girl, and in me an old woman
Rises toward her day after day, like a terrible fish.